CARLOS ALBERTO VALLE SÁNCHEZ
 
Un Canto a la Vida y al Amor
 
     
 
 
 
 
   
 
 
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ALBERTO ABREGO

YO NO CALCE TU BOTA... COMPAÑERO...

Soldado de mi Patria, muchacho de mi pueblo,
criatura dormida, heredero del viento...
¿Qué cunas te faltaban, qué trincheras te vieron,
Qué fosas insondables albergaron tus sueños..
Soldado de mi Patria, retazo de mi pueblo,
Te nombro y no te olvido, te busco y no te encuentro,
te lloro por las noches, y al alba... aún me acuerdo...

Porque sos la memoria de mi Patria
y yo tengo apenas tu recuerdo.
Porque sos la conciencia de la Patria
Y apenitas tengo su pañuelo.
Porque sos los fantasmas de mi Patria
y a mí me ha dado de repente mucho miedo...

A todas las canciones las ha llevado el viento.
Toditas mis canciones ya están a tu costado.
En buena compañía mis versos con tu sueño

Yo no calcé tu bota, hermano y compañero.
Me guarecí en el hueco de mi casa.
Te supe afuera y me quedé adentro.
Yo no, cómo se muere por la Patria.
Vos, compañero, seguro que lo has hecho.
Yo no calcé tu bota ni te lavé las llagas
Yo no sé cómo se muere por la Patria.
Sólo tengo versiones sobre ello.
 
 Perdóname, te juro que lo siento.
Yo no supe que andabas en Malvinas,
hasta oí por la radio algunos cuentos.
 
Y mientras vos besabas turba y greda,
yo, compañero, me sentí contento.
Y empezaron la colecta y la fanfarria.
Yo di un collar y vos, el cuello.
Mi mujer, la pulsera, y vos el brazo entero.
Yo me duchaba con agua bien caliente
y vos te helabas la sangre y los ensueños
Y confundí el fútbol con la guerra,
y al estadio con la Plaza,
y al valor con el contento.

Yo no calcé tu bota, ni me helé las manos,
Ni clavé trincheras entre turba y hielo.
Yo me quedé confortado en mi casa
Y tu confort fue el trueno y el lamento.

Yo no calcé tu bota de soldado.
Es cierto. Te confieso y me confieso.
Pero mírame, mírame... te suplico,
¡ABRI LOS OJOS DE HOMBRE, NIÑO MUERTO!

Mírame, compatriota, una vez sola,
Una vez al menos...
Yo no calcé tu bota. No anduve a tu costado.
Perdóname...
Fui cobarde... Perdóname...

¡TE JURO QUE LO SIENTO...!