ADOLFO ARIZA
POEMA DE LOS MUEBLES
Me gusta entrarte por detrás, como un visitante inesperado. Que al sentarte yo sea tu silla. Que mis piernas te sirvan de vaivén, de reclinaje, que tus brazos largos y delgados se acoplen temblorosos a mis rodillas.
Que se te humedezcan un poco los ojos, como si en realidad algo te doliera. Que esgrimas esa inútil sonrisa.
Que nos confundan con dos viejos muebles que se aparean en las horas muertas en las que no se esperan las visitas.