ADOLFO ARIZA
POEMA DEL ADIÓS QUE VALE
Seamos francos, a una mujer se le dice adiós sólo cuando en nuestro firmamento personal le encontramos un reemplazo. De lo contrario no hay adiós que valga.
Se de algunos hombres cuyas mujeres son esporádicas resoluciones, lo que en el argot popular suele bautizarse como un efímero “mientras tanto”.
Un “mientras tanto” es una mujer pobre, gorda, flaca; fea, que ya ha sido de otro o de otros, o de nadie. Un ave de paso en la vida de alguien; un auténtico “desvare”.
En lo que a nosotros se refiere, no existen hombres “mientras tanto”. Y esto no quiere decir que no haya hombres pobres, gordos, flacos; feos, que hayan sido de otras, o de nadie. No hay hombres desvare.
Hay hombres animales, cerdos o marranos: los blancos predilectos de las mujeres “desvare”.