SALVADOR PLIEGO
LA CARBONERITA
Voces del salitre y de la hulla,
El carbón de la caldera en las manos agrietadas.
Carbonerita, hija de la tierra,
El tizón enterrado en la montaña
Te cubrió la vida.
Llevas el color de la ceniza
En las manos y en las sienes.
Carbonerita:
Tú acogiste de la piedra la tristeza y te amarraste a ella;
Tú te protegiste entre los túneles de penas
Para extraer el mineral opaco y sombrío,
El socavón profundo que la soledad forjara.
Ahí conociste el dolor del minero cegado por la roca
Y el pico de madera quebrado en el impacto
Por la rigidez del muro.
Carbonerita:
Tú llevaste las lágrimas tras el colapso
De la mina derrumbada o sucumbida por las aguas que filtraron.
Tú viste al minero atado al grillete en la oquedad de su trabajo.
Amargura del minero en cautiverio.
Traes la tristeza de los siglos,
El quebranto del ascua entre las llamas,
La lágrima de polvo de la mina,
La piedra en brasa sin caldera.
Cargas el coraje de la huida
Por los muros cimbrados o caídos.
El berrinche y sequedad de labios.
El carbón del salitre y de la tumba
En el vacío subterráneo del tizne y del azufre.
Traes la tristeza de los siglos.
Minero en el grillete en cautiverio,
Socavón de rabia contenida.
Llevas el duelo de la mina destruida
Y del minero rasgando las cavernas.
Las marcas de las uñas arañando
Y las yemas empotradas en la tapia como muestra.
La luz de esperanza nunca vista y
El taladro en la corteza esperado.
Amargura del minero en cautiverio.
Sentimiento de una voz que nunca brota y se colapsa.
Yo traigo tu alma destrozada,
El alma castigada entre los brazos,
La sangre derramada y enclaustrada,
La tristeza del carbón y del salitre.
Acumulo el sentimiento
Que son las frías noches en abandono.
El solitario guardián en la puerta de la mina
Esperando la noticia
De la fallida esperanza malograda.
Yo traigo tu alma destrozada.
Llevo la tristeza de los siglos.
El quebranto arrebatado del suplicio
Y la voz amarga del martirio de las horas.
Lágrimas obscuras que el carbón vertiera,
La lágrima de polvo de la mina.
Traigo el alma destrozada.
Traigo la tristeza contenida.
Traigo el llanto incontenible.