CARLOS ALBERTO VALLE SÁNCHEZ
 
Un Canto a la Vida y al Amor
 
     
 
 
 
 
   
 
 
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RAMIRO LAGOS

CRISTO ROTO DE LA CALLE

En la calle lo vendían
por dos cobres: lo recojo
del asfalto y era un libro
titulado El Cristo Roto.

Fue un libro, casi Evangelio,
rota su pasta y le noto
manchas de sangre en sus páginas,
doy de ello testimonio.

Fue en la calle abandonada
de Santa Fe, y con asombro,
veo al Cristo derribado
de su madero, hecho polvo.
 
Miro al cerro Monserrate
Y sigo mirando hondo,
donde nadie ve la angustia
del nacional episodio.

En barridas y tugurios
yo le rezo mi responso
al Cristo de la miseria
al Cristo de los escombros.

Yo escucho los cuatro vientos
donde se enfrentan los odios
de los de arriba y abajo
frente al mandatario sordo.

Hay violencia en el plantío
con económicos logros
de esbirros y explotadores,
y hasta violento es el cóndor.
 
No quieren verlo rebelde
ni predicando en sus foros,
al Cristo del campesino
sin tierras y sin abono.

No quieren verlo en la audiencia
pacíficamente solo,
defendiendo sus derechos

Los jueces, que más que jueces,
son peritos en negocios,
se niegan a darle audiencia
se niegan a darle apoyo.
 
Al Cristo de Monserrate
suben y bajan los rolos
harapientos de la calle
con los gamines en corro.

El Cristo los mira, mira
con triste mirada y lloro
y llueve lágrimas grises
el cielo con llanto lóbrego.

Del libro que vi en el suelo
abandonado entre escombros,
con una imagen de Cristo
yo vengo a dar testimonio.
 
¡Ay! Cristo de las angustias
Cristo andino del expolio
Cristo ennegrecido y triste
Cristo cayéndose a trozos.

Te silencian y te ultrajan,
cercenan tu voz de apóstol
y más caído, te oprimen
y te despojan de todo.

Con Cristos en cada esquina
de la América me topo,
pidiendo por Dios limosnas,
¡por Dios!, me sangro los ojos.