RAMIRO LAGOS
APÓSTOL LAICO LIBERADOR
Teología del hito americano
por lo testimonial del cristal visto
con las llagas de América y su Cristo,
es predicar la fe de ser cristiano.
Dios está con nosotros: en lo humano
y en el divino está del cuerpo mixto,
Y cual hijos del Dios de la justicia,
somos hijos también de su milicia.
La justicia es bandera blanca o roja
sin que Marx intervenga en sus colores,
es de paz, es de amor, con los fulgores
que el Cristo de los rayos nos arroja.
La justicia sin Cristo es coja, coja
si son falsarios los predicadores,
pero con Cristo es marcha misionera
y del padre de Las Casas fue bandera.
Desde Las Casas la leyenda oscura
es la noche del indio ya oprimido
por los encomenderos, y abatido.
Mas predicando el fraile la Escritura
del Nuevo Testamento es la figura
del Cristo Redentor al pueblo unido
con su voz misional, lo sabe Roma
que recoge sus ecos Guamán Poma.
Pionero de la vera teología
justiciera de Cristo en su desande,
es Guamán Poma, Inca. En él se expande
del indio con fervor su teogonía
unida al Cristo roto en su agonía,
el Cristo misional de ande en ande
que lleva en el Perú sus llantos rojos
con la sangre de Cristo entre sus ojos.
Nueva Corónica y Buen Gobierno
es palabra textual y la pintura
de imágenes terribles. Su lectura
es infernal visión, es el infierno
que vivían los indios, y del averno
se levantan espectros que pavura
produjo al universo, y testimonio
lo dio Guamán ya viendo al demonio.
La conquista con crímenes sin Guerra
que a Atahualpa mató y a Tupac mata,
que reduce a los indios y los ata,
los vuelve parias y les roba tierra,
no fue del Nuevo Dios, pero si aterra
ver la Biblia con manchas de escarlata.
Si no matar es quinto testamento,
no se tragan los indios ese cuento.
Proeza colonial, que mal se enhebra
a través de la Historia pecadora
es matar al infiel porque él adora
al sol como a su Dios y a la culebra.
Con la sierpe emplumada se celebra
la adoración ritual que se deplora,
mas hay cultos cristianos con afiches
de imágenes sagradas, cual fetiches.
Con la imagen de un dios resplandeciente
de rayos de justicia, poderoso,
Dios trigal, pan del cielo, bondadoso,
el indio adora al sol hincadamente,
lo adoraron los incas, y en su mente
era adorar la imagen de lo hermoso,
de la cósmica luz del Universo
en que creyó el amauta con su verso.
Es la imagen de Dios, lo luminoso
del cosmos con sus lampos, sol divino
con sus rayos que abrazan el destino.
En él creyó Tupac, mas fue cristiano
por conversión de fe, sin ser pagano.
Y sin embargo fue fatal su sino
que a nombre de la cruz y con qué saña
perpetró el crimen el Virrey de España.
A nombre de la cruz del virreinato
a Tupac Amaru lo descuartiza
la furia colonial y canta misa
quien bendijo con crimen su curato,
mas con orgullo justo en su alegato
el inca Guamán Poma bien precisa
que el crimen virreinal con su prelado
deja al viento del cielo sublevado.
Fue instigador Francisco de Toledo,
el virrey del Perú del genocidio.
Lo acusa Poma de aplastar al indio,
de matar a Tupac, y apunta el dedo
acusador a quien importa un bledo
que se cumpla el histórico homicidio,
acusando al virrey y a su excelencia,
el cómplice prelado por su anuencia.
A Tupac Amaru se le venera
en la Iglesia de Cuzco, donde yace.
cantado el requiem,el requescat in pace
y empiezan a adorarle cual si fuera
el santo de los indios en su era,
mas no quiere el virrey que al culto pase,
para evitar mistificar al Inca,
pero ante el mártir la piedad se hinca.
Nombrando el cruel virrey a sus prelados,
a cristazos reinó con cristos rotos
con esa teocracia de devotos
del dios del oro y de lingotes, dados
a crear el imperio con cruzados
y militares órdenes con votos
y aquesa teocracia que se alaba
ha imperado en la América, la esclava.
El vía crucis del indio y su pobreza,
con la mita esclavista del tirano,
lo denuncia Guamán por ser cristiano,
y conlleva la cruz con entereza,
la de pobre oprimido, y así empieza
su misión, cual lo hace el franciscano
y el jesuita con su luz y acciones,
cual si fuesen de Cristo sus misiones
Apóstol laico del Perú con fama
de ser príncipe allí con alto mando
entre su tribu incaica y en comando,
prende Guamán la fe del pobre en llama
para luchar por él y antorcha inflama
ante el rey español, fiel, abogando
porque se haga justicia y que se obre
para reivindicar al indio, al pobre.
Cual si fuera Guamán de Dios profeta
siente que Dios le inspira su mensaje,
su fervorosa fe, le da coraje
y la luz que ilumina su alta ,
levantando su voz y su corneta
y así su santa lid tomó el viraje
de ser liberador del indio, y toma
como la Biblia suya, Guamán Poma.
Sobre la Biblia escribe, pinta, traza
configurando textos, dando al arte
su épico relieve en toda parte,
donde el mensaje llega y se acoraza,
ante el rey, ante Roma, ante su raza.
Su voz en sacra lid fue el estandarte
de un príncipe indio que con “Suma
Teológica”, real, arma su pluma.
Ha pintado Guamán en su bestiario
lo que son animales de su tema:
la zorra, que es doctrina del sistema,
con la sierpe y el tigre sanguinario.
Y el león de encomiendas y el sicario,
ratón cacique del gobierno emblema
y el escribano gato; que él escriba
lo que quieran la curia y los de arriba.
Trabajando sus noches en la mita,
sólo se paga al indio con tortura,
se le cuelga de pies con saña dura
y si tiene terruca se la quita
el fiel encomendero. Guamán cita
como testigo a Cristo en la figura
del pueblo indio, e iracundo
le grita la verdad al sordo mundo.
El defensor del pobre, al indio enmarca
entre los animales y se aterra
sufriendo pesadillas en la tierra
donde al indio tatuaje se le marca
como esclavo, y Guamán su ceja enarca
contra el tirano y santa ira encierra,
y al cielo clama y al tirano grita
por oprimir al indio con su mita.
Siendo príncipe inca no presume
de su regia presea y va marchante
entre pobres metido a mendicante
y es caudillo del pueblo que consume
su energía a luchar sin que se esfume
el odio del virrey, y que se cante
que fue un héroe luchando con su pluma
y con sus clara voz, libre de bruma.
En su “Nueva crónica” se pinta
con su diseño de crueldad la afrenta
de encadenados indios y presenta
la sangrante opresión que fiel sucinta
un memorial de agravios, y la tinta
del apóstol del pueblo, no de imprenta:
es la sangre del indio, es escarlata
del corazón del inca a quien se mata.
Mas, sus gentes, testigo Guamán Poma,
al ver que descuartizan al caudillo,
comienzan a dudar de tanto brillo
que se le da al sermón aquí y en Roma
a esa teocracia que se toma
a la cruz cual fetiche del Castillo.
Y al dudar ya la tribu traicionada,
tiende a Peripatambo su mirada
Edificó, con todo, la esperanza
en la fe y la justicia, mas pregunta:
“¿dónde está el Dios del cielo”, apunta
el apóstol Guamán y avanza, avanza
armado de la fe y no de lanza,
y vuelve a preguntar con pluma adjunta:
“¿dónde está el rey Felipe de gran misa,
mientras sufre la mi tribu y agoniza?
No es la Iglesia de Roma la que ataca
Felipe Guamán Poma ni a romanos,
es al César teocrático que manos
se lava, y palaciego se destaca
cubriéndose de oro cual su capa
con la pompa imperial de los paganos
mientras se entrega a Cristo maniatado,
como el indio harapiento y azotado.
La épica cristiana en pie de Historia
tiene mártires, héroes en la indiada.
Fue Tupac Amaru en la “Cristiada
de los indios” de América una Gloria,
y aunque fuera truncada su memoria,
la pluma de Guamán, no con la espada,
rompe el falso evangelio, y devoto
clama a los cielos con su Cristo roto.