PEDRO ARTURO ESTRADA
AVENIDA ORIENTAL
Por aquí hubo antes calles más pequeñas, casas de tapia y techos de teja. Patios murmurantes en noches de enlunada espera. Árboles y rosas entre muros blancos.
Hace años todo fue derrumbado. No queda el menor rastro. Se pierde toda evocación en esta avenida arteria hoy brillante bajo el sol inclemente, recorrida por centenares de seres anónimos que intentan cruzar este nuevo río proceloso de autos y buses frenéticos.
Grandes edificios se yerguen alrededor. Cristales chispeantes, metal, ruido, aire seco y caliente que sube hasta las oficinas. El grito disperso de los vendedores ambulantes como la última queja humana de la época.
Más allá, sin embargo, el torso gris verdoso del cerro Pandeazúcar contra un cielo todavía azul.