JAHEL GUZMÁN VÉLEZ
A URRAO
Hace ciento cincuenta años
Que llanura, río y selva
Dulce cita concertaron
Sobre la faz de la tierra.
Y se rompió la montaña
Y estremeció la pradera
Para feliz dar a luz
La hermosa tierra urraeña.
Su piel fue de terciopelo:
Helechos, musgos, cosechas
Le dieron abrigo dulce
Para que nunca sufriera.
El Penderisco calmó
La sed de sus sementeras,
El Urrao y el Pavón
La sed de amor en sus venas.
No fue pequeño. Fue grande
Porque en surcos de banderas
Un puñado de hombres guapos,
Que descuajaron sus selvas
Clavando estacones fuertes
Y mirando las estrellas,
Ante Dios juraron siempre
Ampararla y defenderla.
Hoy el pasado es presente,
Y dulcemente mi tierra
Se abre en caminos de luz,
Soberana, fértil, bella…
Mientras coros de bambucos
Se oyen desde las estrellas,
Porque los viejos de ayer
Siguen soñando con ella.
¡Adelante patria chica!
¡Felicidad, patria buena!
Que cada año con amor
Se fructifiquen tus tierras;
Que haya pan y haya esperanza…
Que el odio aquí nunca crezca,
Y te sintamos tus hijos
Siempre correr por las venas.