CARLOS ALBERTO VALLE SÁNCHEZ
 
Un Canto a la Vida y al Amor
 
     
 
 
 
 
   
 
 
POETAS PREFERIDOS
POETAS AMIGOS

Abelardo Cano

Adolfo Ariza

Alberto Abrego

Angela Penagos

Anna francisca Rodas Iglesias (Tuti)

Arbey Londoño

Augusto Enrique Rufino

Benigno Rodriguez

Carolina Valle

David Altamirano

Edmundo Torrejón Jurado

Emilie Gully

Georgina Cuartas

Graciela Paoli

Hector Ivan Piedrahita

Héctor José Corredor Cuervo

Hermilda Chavarria

Hernando Ardila

J. Abelardo Cano S.

Jahel Guzman

Jaime Cardona Hernandéz

Jorge Ignacio Gomez

Juan Pomponio

Leo Zelada

Luís Arias Manzo

Luís Florez Berrío

Lu Pezañha

Maria Cecilia Estrada Bedoya

Maria Cristina Moyano

Mario Ramirez

Mario Ramón Mendoza

Mary Liz Castro Franco

Mauricio Vanegas

Miguel Árcangel Valle

Miryam Seggiaro

Natalia Cruz

Pedro Arturo Estrada

Rafael Ángel Vélez Posada

Ramiro Lagos

Rubén Darío Álvarez

Salvador Pliego

Silvio Vásquez Guzman

Susana Lobo

Xímena Rívas

Xoán A Leiceaga Baltar

Yuliana Betancur

ARBEY LONDOÑO

EN ESTE DICIEMBRE

En este diciembre son muchos los niños y ancianos durmiendo en la aceras, sin una cobija, sin una manta que atenué un poco el frio letal que enfría el alma. Hay noches de alegría para uno y para oros la antesala de la muerte.
Este puede ser un espectáculo triste y deprimente, un contraste entre la felicidad y la tristeza, entre la comodidad y la miseria, entre el calor de la familia y la frialdad de la soledad. Entre los del campo gentes humildes y la ciudad egoísta y cruel.
Será que nos parece normal esto? Quién sabe. ¿Por qué? Digo yo, que ver un niño dormido en las aceras no puede ser normal, muchos lo hacen pasar desapercibido aunque este espectáculo suele ser frecuente, “solo decimos” esa es su suerte, “otros dirán” porque no se mueren para que dejen de sufrir y a la larga ¿Qué hacen por ellos? Nada. Qué forma de pensar, muchas de las veces pasamos por su lado sin darnos cuenta, que su almohada o su cobija pueden ser unos periódicos, o quizá sus propia vestimentas, tal vez sus brazos o de pronto el mismo duro frío cemento de la calle.
Si pasara un agente de la policía no sabría que hacer ahí, encarcelarlo, cubrirlo o correrlo de allí. ¿Usted ha presenciado esto? cuando salen de cine o al policía que observa? O al niño en la acera que contraste; los que salen de cine, se queman de frío. El policía también, los noveleros también. Entonces, no lo van a sentir los niños y ancianos de la calle sin más compañía que su propio dolor? Su propio abandono o su propia soledad? Al ver esta desigualdad para ellos terrorífica? Mundo egoísta, mundo insensible, cruel y tranquilo con el dolor ajeno. Que ciertas son las palabras pronunciadas por Jesús. Más fácil entra un camello por el ojo de una aguja que un rico salvarse aunque este egoísmo también nos cae a nosotros. Esto quiere decir que en el pleno siglo XXI todavía se mueren personas de hambre y de frío y que nosotros hemos convertido nuestro corazón en una cava, por que como ellos, tenemos fría el alma ya no hay quien se preocupe por los problemas sociales; y si nunca han sentido frío y hambre es porque les sobra con que arroparse y con que alimentarse, que indiferencia, sin darnos cuenta que tenemos hijos y nieto que pueden caer también en esto. Saben qué es indiferencia? Bien, indiferencia significa pasividad, egoísmo, dureza, tranquilidad, cinismo. Despreocupación de los problemas de nuestros semejantes, cosa que acontece a nuestro alrededor, en nuestro diario vivir. La pobreza, la miseria, el abandono deberían de ser motivos suficientes para empezar a buscar soluciones a esta problemática social. Somos pasivos muchas de las veces por omisión, por pereza, por olvido, el caos es de que no hacemos nada para buscar soluciones, este egoísmo y falta de caridad, quizá es porque nunca nos lo enseñaron en nuestros hogares; en fin nosotros estamos mandados a recoger.