ANA FRANCISCA RODAS IGLESIAS
DE USTED
Puedo ser subversiva
-en esta rebelión de amarle-
llenar de estampillas un baúl antiguo
apuntar arquetípicos marcos de florecitas secas
perfumar los rincones
(es que las cartas si se aroman esquivan la conciencia del tiempo)
ese que revolotea y hace garabatos esquivando los días
para hacerme sentir que vuelve,
que volverá un día a reencontrarme
entre pruebas gastadas por salvar esta enmarañada selva
que aleja los pasos.
No se imagina las noches,
qué largas estas noches donde me falta.
Qué profundo vacío que posa la vera en los labios
del que partió con su navío de soledades.
No siempre entendemos este
–aguardarnos-
no siempre.
Basta gesticular la esperanza adosada en las cornisas
dejar que arda
-sin quemarnos- esta corazonada,
esta plantilla de tímidos hilos que vacilan sus puntales
de nocturnos.
Usted
usted es el revolucionario que inquieta
haciendo un manifiesto de mis días,
usted apuntó a este corazón para su ideología
conspirando las horas en mi contra
a la jornada que embiste su coraje de quererme.
Nadie parte cuando los espacios cobran vida
cuando el argumento desborda razones
para enfilar pasos a insalvables distancias.
Créame,
ser depositaria de su beso y su desvelo
marca el preámbulo, que hará temblar su universo
en las alforjas que le aguardan.