CARLOS ALBERTO VALLE SÁNCHEZ
 
Un Canto a la Vida y al Amor
 
     
 
 
 
 
   
 
 
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POEMA A UNA TRISTE NEGRA

 

 

 

 

 

 

A la mezcolanza nocturna, tácita, sublime
conjugados los vientos, callados, suaves, fuertes
llaman a la negra que yace sola, triste, quieta
y se columpian los sueños, amores y sonrisas siniestras.

conforme avanza el tiempo, rápido, solo y tieso,
se siente el sutil pero doloroso y raro ungüento,
de los días que la negra quería, moría, vivía,
por aquellos besos, inquietos, dulces y tiernos.

Consiguiendo melodías a la luz de la luna,
quien alboroto arma porque le tocan a su hija,
la negra de dientes blancos y contagiosos,
de ojos oscuros como la tierra del mar quien la pario.

Aquella neblina, usada, densa y fría
se devuelve del asombro del llanto, de pena
para ocultar la melancolía de la negra
que en el suelo yacía tumbada de rencor
y se retorcía del solo horror del desamor.

Se mezcla entre las nubes sollozos y deseos
que vienen de gritos angustiantes de amor y desvelo
queriendo desahogarse poco a poco con el cielo
que la mira, la mima, la arrulla y la acaricia.

Bien sabe la negra que no se encuentra sola
y que mas tarde conseguirá con quien balancearse
en la cómoda hamaca en que ahora espera
y sin prisa permanece pensativa y seductora...