CARLOS ALBERTO VALLE SÁNCHEZ
 
Un Canto a la Vida y al Amor
 
     
 
 
 
 
 
 

 
 
PINCELAJES VIVENCIAS
REFLEJOS
 

A Beccis

A Mi Niña

A Mi Padre

A Palmitas

A Ti Mujer

A Tus Manos

A Tus Ojos

A Una Rosa

Acrostico Al Ser Amado

Al Morro San Vicente

Alquimia De Amor

Añoranza

Asi Es Mi Musa

Asi Te Recordare

Ausencia

Ausencia II

Ausencia III

Camino

Celos

Como No Pensar En Ti...

Declaracion de Amor

Dia Del Idioma

Dopamina

En Silencio

En Tu Cumpleaños

He Dejado de Caer En Tus Brazos

IncertidumbreII

La Ciudad Sin Ti

La Muerte de mi madre

La Soledad y La Tristeza

Lejania

Llanto

Nocturno Pasional

Nostalgia

Mi Razon

Paz

Perdido en el Infinito

Reencuentro

Requiem Teatral (A Fanny Mikey)

¿Sera Amor?

Simplemente Adios

Senos

Soledad

Solo Tu

Sueños

Tu Mirada Y Tu Mirar

Tu Sonrisa

LA MUERTE DE MI MADRE

¡Madre mía!, es la primera
Palabra que se escucha,
En los labios de un hijo cariñoso;
Cuando mi ida a germinar empieza,
Yo no pienso si no en mi madre bella;
Cuida de mí en la infancia florecida
y cuando empiezo a trabajar me mira,
Ella me mira alegre y sollozada;
Crea en mi porvenir una esperanza.

Mi madre es lo más tierno
Que en la vida yo encuentro;
¡Yo no olvido a mi madre!,
No, pues como he de olvidarla,
Si yo olvido a mi madre
La tristeza me mata.

Van pasando los años, mi cuerpo,
Mi cuerpo ya se forma;
Paso a la juventud, etapa fuerte;
Mi madre me aconseja
y me reclina en su cabeza inerme;
y así, dice mi madre:
- si tienes pecados en la vida,
Se te duplican al llegar la muerte.

Sus consejos me sirven de experiencia,
Para luchar por la desierta vida;
Y yo, tonto de mi, ¡no le hago caso!,
Y creo que es mentira… ¡y eso es falso!

En una lluviosa mañana de invierno,
Sentí caer a mi madre allá…,
Cerca de la alcoba, me arrime junto a ella…,
Me abrazo fuerte…, me dijo:
- ¡me han reclamado el manto
Que mi ida ha cubierto!,
Pronto iré a un largo viaje,
Donde no iré contigo.

¡Oye madre!, frase extraña
Que nunca había escuchado.
-¿no me llevas a tu lado?
-dime gran madre adorada…,
si tanto, te he querido,
Por tantos y tantos años…
Que contigo he vivido…
¿Por qué ahora me has despreciado?

-Hijo mío no me culpes…,
Pues Dios me ha reclamado,
El manto que me ha prestado…
Mi corazón me palpita…
Mi cuerpo me da sudor
Y aquí entro el alma a cristo
Con todo mi corazón…

- ¿Como dijo madre mía?
¡Auxilio!, mi madre ha muerto…

Quedándome desmayado,
Esta frase escuche…:
- ¡hijo mío manéjate como yo te enseñe…!

Y… luego me levante,
Mi madre… en una caja de madera
Se encuentra…
Yo triste y solitario me arrimo junto a ella…
Y triste le pregunto:
¡Madre, abre tus ojos puros para mirarme en ellos!,
¿Pero… por que no los abres…?
¿Ya tú eres ser inerte?
¿No estas en esta vida?
¡Dios mío!, ¡yo no me explico…?
¿Entonces que es la vida…?
¡la vida es simple manto que a todos yo les presto!
Pero cumplido el plazo ha de ser devuelto.
¡Oh!, oigo a Dios que me habla entre penumbras…,
¡Pero no!, mi madre…, mi madre ya esta muerta…,
¡Ya no sale al umbral a recibir mis quejas…!
Solo quiero morir con ella…
Por que yo aquí estoy muerto…
Y mi madre ha revivido…,
Y en su muerte demuestra
Todo lo que ella ha sido.

Jaime Ramírez Duque
1974 - Educador