A TUS MANOS
Son tus manos, blancas,
Suaves y muy delicadas;
Cual aroma perfumadas,
De desnudeces frotadas;
En las noches de invierno
Tibiamente encontradas,
Dentro de unas blancas,
Sedosas y celosas sabanas;
Que a mi ser perturba,
Con extremada locura,
Al presentir el encanto
Producido por la ternura;
Del más leve roce de tus
Manos al recibir una caricia,
En las noches de insomnio
Mi ser desvela con malicia,
Y anhela estar a tu lado,
Sentirse eternamente amado,
Eternamente acariciado
Y vivir siempre enamorado.
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