XOÁN A LEICEAGA BALTAR
ABRO BIEN LOS OJOS
Abro bien los ojos para reconstruir
el museo de mis estímulos.
Ah, sólo veo espantajos que se agrietan
a cámara obstinadamente lenta.
Los cierro contra el desmoronamiento,
pero mi mirada, atropellada,
no consigue alcanzar la pieza del reposo.
Tapono mis oídos para huir del estruendo,
pero mis pobres tímpanos, cuarteados,
olvidaron el alivio que reside en el silencio.
Me asedia el tiempo, me arrastra
al horror de la indiferencia,
la del muerto que murió en vida
o la del vivo que vive muerto.
El tiempo, esa terrible dinamita.