CARLOS ALBERTO VALLE SÁNCHEZ
 
Un Canto a la Vida y al Amor
 
     
 
 
 
 
   
 
 
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LUJURIA

Su cabello fino,
negro como el azabache
caía desordenadamente en su cara,
recostada en su almohada
de color azul cielo,
que servía como apoyo
a aquel rostro bello y angelical
que lucía ella, en aquel momento.

Estaba plenamente feliz,
satisfecha y realizada como mujer,
después de haber concluido con éxito rotundo,
una relación coital.

Ella, tierna y frágil, ingenua e inexperta
y él...el amante ideal,
el que sabe la práctica de amores
y aplica sin dolores, para poder gustar.

Ella, abre el sésamo de su entrepierna
y lo atrae hacia sí, con ternura sin par;
él, introduce la daga de su boca caliente
y empuja con lujuria, pero con suavidad.

Ella, jadea bruscamente
y siente unos calores a su cara llegar
mientras él, tierno y generoso
lame suavemente, la húmeda cavidad.

Un espasmo, un quejido, un sollozo
se escapa a su pesar,
mientras la sabana queda impregnada
y hasta mojada, del líquido vaginal.