HÉCTOR JOSÉ CORREDOR CUERVO 
            
            
            
                CAMPO DE AYACUCHO 
              
              En la pendiente del Condorcunca
soplan corrientes de libertad
de unos héroes que en heredad
dejaron huellas con vida trunca.
              Sobre el gramado de la llanura
                crecen los sueños de la unidad
                de los guerreros que en hermandad
                lograron gloria con garra pura.
              Entre las aguas de la quebrada 
                corre la sangre de los soldados
                que con sevicia fueron lanceados
                entre los pliegues de la ensenada.
              En el campo abierto de Ayacucho
                se oyen los gritos de rendición
                de un enemigo con ambición
                que sembró poco y quería mucho.
              Allí se izaron ya las banderas 
                de la concordia y de la razón
                para que ondeen con ilusión 
                cual franco vuelo de almas viajeras. 
              Hoy, por los aires de la región,
                se oye el sonido de los clarines
                llamando a fuego a los paladines
                para que luchen por paz y unión.