XIMENA RIVAS
LA PUERTA
Yo sabía
que no debía traspasar la puerta
porque las hienas estarían allí
dispuestas a despedazarme.
Pero no pude resistirme
fue demasiada la tentación
y rodé en el declive
de un sendero que iluminaba
hasta que se me privó de la luz.
¿Se me cegó realmente
o yo misma no quise ver
lo que allí dentro me esperaba?
Si lo sabía...si lo intuía.
Ay el porqué de la estupidez humana
que aun sabiendo lo que se canta a gritos
se empecina en no escucharlo
olvidarlo como inocente niñita
que piensa la vida es rosa
y toda la gente honesta y limpia
hasta que las cosas
caen por su propio peso
y ya no hay retorno
Oh las hienas, allí riendo
y mis pasos regresando
para nunca más volver
a una tierra que no es mía
donde se matan ilusiones
todo es previsible
y nada es como sueñas...