CARLOS ALBERTO VALLE SÁNCHEZ
 
Un Canto a la Vida y al Amor
 
     
 
 
 
 
   
 
 
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IMPUNIDAD

A los que cargan
El silencio de sus muertos.

La he visto entrar
A palacio,
Vestida elegantemente
De azul o rojo.
Azul: porque sostiene
Que es de buena familia
Y de abolengo puro.
Rojo: para recordarnos
Que todo lo que hace
Es por la vida,
La vida de los suyos.

La he visto salir
Disfrazada de travesti
A hacer rondas de la muerte,
Entre indigentes
Basuriegos
Y revoltosos,
Al decir de ella:
“Desadaptados sociales.”

Y que tal cuando
Con cara de inocencia
Levanta el estandarte
De la fraternidad,
En las sesiones de la logia
Y pide al oído del Gran Maestro:
“peculados y más falsos positivos.”

La puedo ver
Muerta de la risa
Burlándose de la historia,
Que siempre registra
Miles y miles
De investigaciones exhaustivas,
De crímenes y delitos
Donde nunca aparecen los autores.

Ahora la veo:
Agobiada por los fantasmas
Que crecen en su ser.
Estresada…temerosa…resuelta…
Agarra una cuerda,
Se la pone al cuello
Y se cuelga en uno de sus palacios.

Yo que soy hombre
De odios y de amores
Llamo a todos los míos:
A los que cargan
El silencio de sus muertos.
A los resentidos por el hambre,
La exclusión
Y el irrespeto a la dignidad,
Para que hagamos un cumbión
Alrededor de su cadáver.
Traeré a Jorge Eliécer Gaitán,
Para que con su verbo nos anime:
“¡Pueblo a la carga!”
Vendrá Álvaro Gómez Hurtado,
Y sabiamente nos recordará:
“Lo dije: hay que cambiar el régimen.”
Cagado de la risa llegará Jaime Garzón
A lustrar por última vez
Los finos zapatos
De la vanidosa dama
Y le dará su merecida despedida:
“Pobrecita la Señora:
Murió en su ley…
No habrá ni juicio
Ni condena…”