ANGELA PENAGOS LONDOÑO
LA CASA DE BELÉN
La casa estaba de pie
en la esquina
altiva
como las bifloras sonreídas
de mi madre.
No alcancé a defender
sus tapias de bahareque
sus tejas de agua
y el corredor de niños extendidos
y sonrisas congeladas.
Yo me parecía a ella
fui hecha a su medida.
Este recuerdo hacia el pasado
abre la puerta llena
de sombras y de olvido
mientras la ventana enmarca
el tiempo del sueño
y la guitarra.
No volverán mis ojos
a condensar el cosmos
en el distante cielo
en cuyo patio
volvieron a la nada
las estrellas.
Falta ella
ya no está
la volvieron pedazos
y en mi corazón golpea
el vaivén del martillo
la almádana y el cincel.