MIRIAM SEGGIARO
PROFÉTICAS CENIZAS
Inhabitada, en el silencio inmóvil,
la choza se desangra.
Destila gota a gota su impotencia.
Gime la piedra.
Escarcha roja es su memoria
que todavía tiembla.
La tierra es una piel sedienta, enmudecida.
En ecos infinitos retumban los tambores
encendidos de espanto.
Se enluta el sol por esta raza sentenciada.
Y en agónica noche tienden los cielos
su limosna de lágrimas.
Truenan los dioses sus furias desatadas.
Y brama el rio mordiendo hervor de náufragos.
Calla el oráculo siniestros vaticinios.
Sombras agazapadas
ennegrecen contornos de vocales
resucitando un verbo inexistente.
Se apagaron los fuegos sacrílegos, paganos.
En espectrales voces se ajustician lamentos.
Mutilados espejos vomitan sus fantasmas.
Atisba el Aconcagua desolación y caos.
Una ráfaga ardiente devora formas sustanciales
y exhuma proféticas cenizas.