HERMILDA CHAVARRÍA LONDOÑO
HIEDRA
Los efímeros sueños se quedaron dormidos
En la tibia hondonada que cubría la hiedra,
Olvidados quedaron entre penas y olvidos
En la faz misteriosa de la impávida piedra.
Y la hiedra trepaba por mis locas quimeras,
Encubriendo a mi pecho de terribles dolores,
Envolvió mis suspiros en ignotas esferas
Y llenó mi existencia de infinitos temores.
La mudez de la noche se fundió en la pradera,
Y la hiedra angustiada que cansada te espera,
Me recuerda que fuiste el poema no escrito.
Moribunda entre gritos voy bajando la frente,
Sobre lúgubres ramas de la hiedra indolente
Que inyectó en mis entrañas el veneno maldito.